Leyenda
El collar de la virgen (Penjamo, Gto)
El suceso se desarrollo a finales del siglo XIX en San Diego de Corralejo. Habia en ese lugar una mujer joven y muy hermosa que representaba el sueño de amor de muchos mancebos que la pretendian. Ella habia nacido en el seno de una familia campesina de orgen humilde cuyo padre se ganaba unos pesos extra crotando leña en la sierra de Panzacola. Maria se llamaba aquella beldad, quien pronto descubrio los atributos fisicos que dios le habia dado; sin embargo, el frecuente acoso de los hombres la hizo desconfiada y pretenciosa; cada vez que iba a misa al pueblo, se quedaba profundamente embelesada observando el collar de la virgen, que le fascinaba de sobremanera, mismo que habia obsequiado una moribunda mujer acaudalada y que estaba hecho de piedras preciosas y oro.
- Pero me pides algo que es un verdadero sacrilegio - recrimino Tiburcio, el joven novio de Maria.
- Entonces olvida lo de nuestro matrimonio - replicó Maria.
Dicen que un cabello de mujer jala con mayor fuerza que una yunta de bueyes, y esta forma Tiburcio Rojas, impulsado por su desenfrenada y loca pasion por Maria Gutierrez, fue arrastrado a robar furtivamente el collar de la virgen del pueblo. Nadie daba credito a tan osada afrenta contra las cosas santas. La sociedad entera se conmociono y le pedia al cielo castigo en contra del sacrilego ladron, quien presuroso llego a Corralejo y se entrevisto con su amada. Sin pronunciar palabra extendio su brazo y coloco un paliacate doblado en el rezago de Maria quien sin tardanza averguo su contenido; su deseo se habia cumplido y la promesa condicionada de matrimonio se llevo a cabo.
La gente no entendia como aquel timido muchacho habia persuadido a Maria para que se casara con el. Pero el climax de felicidad de aquella joven pareja fue efimero: A los veinte dias de matrimoniarse se dice que el diablo se les presento y les cobro la factura de su insana osadia, llevandose sus almas al infierno en cuya puerta se lee la frase dantesca "Quien entre aquie pierda toda esperanza". Esa noche ardio la casa que recien habian ocupado y sus cuerpos extrañamente nunca fueron encontrados. Un hedor azufroso predomino por varios dias en ese lugar.
A menudo, trasnochadores afriman ver una casa en llamas y salir de ahi corriendo a una pareja envuelta en fuego, gimiendo e implorando perdon a la virgen.
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